Siganme los buenos: Se fue Aldo Tartaglia, con la verdad a medias y una vida entregada a las luchas que conmueven

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Santa Rosa (2b)- Aldo Tartaglia, el militante de derechos humanos y hermano de la desaparecida Lucía, falleció este jueves a los 63 años de edad. La noticia es triste de verdad, porque «Lalo» fue -a pesar del dolor – de esos hombres para envidiar: despojado de rencores y dedicado a una incansable lucha que, al final, tuvo premio. Encontró a su sobrina, pero se fue sin saber qué pasó con Lucía. Si no lo conocías, deberías lamentarlo, pero también saber qué representa.

En dosbases no nos gustan las necrológicas, y menos cuando se trata de tipos como este. Ni ganas de ser objetivos y ensayar una crónica, por eso apelamos a tu memoria reciente para evocar que Aldo, hace un año exactamente, había coronado años de esfuerzo y espera para celebrar la recuperación de la identidad de su sobrina nacida en cautiverio durante la dictadura. Era la hija de Lucía, su hermana, y fue la nieta recuperada 125.

Pero murió este jueves a los 63 años, de un infarto, si suma el detalle, aunque estaba enfermo desde hace un tiempo. Aldo dedicó gran parte de su vida a acompañar la lucha de su madre en la búsqueda de Lucía y su hija.

Lucía fue detenida el 27 de noviembre del 77 en el centro de tortura “El Olimpo”, donde dio a luz en ese cautiverio y después de 38 años su hija recuperó la identidad. La madre de los Tartaglia,  María, había luchado por encontrarla y fue una de las primeras que participó del Movimiento Pampeano por los Derechos Humanos. En el año 2008 se habían sometido al análisis de ADN para ayudar en la investigación. Pero murió antes de que la encontraran.

Aldo Tartaglia había brindado en octubre del año pasado una conferencia de prensa junto al gobernador Carlos Verna y el militante de derechos humanos Pinky Pumilla, para anuncia la recuperación de la identidad de su sobrina. Recordó en esa oportunidad que su hermana había sido compañera de estudios de Néstor y Cristina Kirchner. El ex presidente había inaugurado una calle con el nombre de Lucía cuando fue presidente.

A principios de año Aldo contó  en un texto que se había concretado el reencuentro de la nieta aparecida con el núcleo familiar. “Victoria ha conocido a sus tíos y primos, ha consolidado por propia iniciativa un vínculo inexpugnable que se acrecentará a medida que transcurra el tiempo. Victoria es encantadora, digna heredera de su madre. Su sonrisa es encantadora y la empatía manifiesta desde las primeras conversaciones ha convertido al encuentro en una celebración de vida”.

Se fue con la verdad a medias, pero sin guardarse nada. Así, vale la pena.

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